Saltar al contenido

La cultura del NO y el futuro de Panamá

julio 21, 2011

Arquitecto Ignacio Mallol

¿Hacer  o no hacer?, esa es la pregunta. Algunos piensan que la respuesta está implícita en la interrogante y otros simplemente dicen NO. El rechazo  es una acción que  indica fortaleza, decisión, pero cuando se repite de manera sistemàtica, da la impresión de un semáforo encendido en rojo permanentemente.
Los panameños tenemos experiencia en esta situación: eso significa tranque. Todo acto negativo per se, muestra no solo intolerancia, sino levanta una muralla para cualquier tipo de relación o construcción. ¿Quién puede imaginar a un líder  o gobernante, a una persona común y corriente, que al iniciar un día de trabajo elabore una agenda cargada de negatividad y espere buenos resultados al culminar la jornada?  Ni hablar de un agricultor, porque no vería jamás crecer  un fruto. Eso ocurre con cualquier profesional que  tenga iniciativa, sea pro-activo, cuente con una idea y tenga planes para desarrollarla. Pensar en positivo es un acto de reafirmaciòn en la fe del ser humano, el desarrollo y conservación de la especie. La obra no puede surgir de la nada, sino de una propuesta concreta, que se piensa, planifica, desarrolla y crea. Es una decisión que debe superar la intenciòn y pasar de lo retòrico a la acciòn real, aquella que transforma, ejecuta, hace posible algo nuevo e inexistente.
Ante la avalancha de NO, que propician aquellos que niegan la posibilidad a que otros hagan, construyan, aporten, demuestren sus capacidades y talentos, es un deber salvaguardar a los emprendedores, creativos, a aquellos que creen en un mejor país y se resisten a la mediocridad expresada por este adverbio de negación que no tiene nada de inocente. Más bien paraliza, es fuente de esterilidad, distracción del verdadero camino que debe tomar una Nación en pleno progreso. La cultura del No, asfixia cualquier iniciativa y le pone un candado a la libertad y a cualquier avance hacia la prosperidad.
Ocurre lo mismo cuando un hombre sòlo mira hacia el pasado e ignora el horizonte. Recordar es tener memoria, una necesidad de cada individuo que tiene su historia, pero no debemos vivir del pasado como si el presente no fuera lo  màs importante que tenemos ante  nosotros para organizar la vida de una manera creativa.
Criticar es un arte,  el que lo hace es porque ha predicado con su ejemplo haciendo obra, demostrando coraje con hechos tangibles y ha expuesto màs que palabras. El crìtico se valora màs asimismo cuando tiene què enseñar, ha revelado con su obra cual es  su manera de enfrentar  un reto y por què considera que su opinión es vàlida. Criticar se ha transformado para algunos en un pasatiempo, deporte, en un tiro al blanco. Es lo que algunos llaman la crìtica del boomerang, retorna siempre al mismo lugar, habiendo dejado una huella en el aire. Promover las ideas es un paso con sentido y futuro, usar las ideas  para detener una obra, es subirse a la carreta y detener la historia.
Un principio, es respetar nuestros valores, nuestra historia y al mismo tiempo proyectar la època que estamos viviendo, que se transformarà inevitablemente en pasado, tan pronto sigamos creyendo  y pensando en el futuro. Nada es tan nuevo como lo que realmente permanece en el tiempo. Hagamos bien las cosas hoy con miras de futuro.

El hombre ha aceptado e impuesto retos desde la existencia misma del planeta. La vida humana es una historia de desafíos, conquista, acción, dominio y respeto sobre la   naturaleza, desde tiempos remotos. No hay un paso que  no de el hombre sin afán de conocimiento, búsqueda para ampliar su bienestar en la tierra. Es absolutamente humano avanzar y cumplir metas, trazarse objetivos,  imaginar y construir el futuro. El hombre no es, nunca ha sido el paisaje, lo modifica y conserva.
La arquitectura ocupa un lugar privilegiado en esta filosofía de hacer en un presente continuo y  diseñar un mejor futuro para  todos los que vivimos en las ciudades, una mayoría creciente de la humanidad. Las ciudades no se detendrán mientras el hombre tenga la capacidad de transformación que está implícita en su  filosofía y forma de ser, relacionarse con los demás y su  hábitat.
Como todo grupo humano organizado, existen sociedades más avanzadas, progresistas, dinámicas, cuyos proyectos, investigaciones, trabajo, visión, avances, le han proporcionado una mejor calidad de vida, y permitido al conjunto de la humanidad  avanzar y lograr metas insospechadas, jamás antes soñadas. El hombre no se detiene ni siquiera ante la conquista del espacio, que puede ser su propia sobrevivencia. Los ejemplos abundan, los resultados son conocidos, la historia hace un recuento a veces simple, de éxitos y fracasos.
La cultura del hombre es en sí transformadora, no sucede un segundo sin que no haya un nuevo plan en la tierra, un proyecto no esté caminando, y se  cumpla el viejo adagio, si la montaña no viene a nosotros, debemos ir a la montaña. Pienso en los constructores de la Muralla china, quienes lanzaban al mar sus frágiles embarcaciones sin conocer su destino, el primer hombre en el espacio, el científico que busca por  décadas una vacuna  o cuando el hombre abrió la tierra en el Istmo de Panamá para comunicar el mundo de una manera más expedita y segura. Somos herederos de esa cultura de servicios, pionera, que ha desarrollado una plataforma internacional en su principal recurso: la posición geográfica estratégica. Es una cultura de lo ya realizado, y que responde ya a una historia centenaria avalada por el éxito.
Necesitamos desarrollar y potenciar más una cultura de trabajo e iniciativas  que permitan un desarrollo sostenible en el tiempo. La  cultura es una actitud, una manera de enfrentar un proyecto- país, el futuro, de hacer, crear, relacionarse en una sociedad.
Quedarse con los brazos cruzados en medio de la vida, es como detener  una bicicleta o  desocupar el tanque de gasolina de un avión en pleno vuelo. Asimismo no puede detenerse un país, ni una ciudad o un buen proyecto quedar convertido en una idea irrealizable. Somos producto de nuestros propios actos.
Los pioneros nos enseñaron, que detenernos  a contemplar la historia sin seguir el curso de los acontecimientos e intervenir sobre ellos, es aceptar tácitamente una derrota de antemano, atarnos definitivamente al fracaso. Esta es una palabra que no figura en mi diccionario. La vida  nos maravilla, desafìa y prepara  para enfrentarla con creatividad e imaginación.

EL ARQUITECTO Y LA CIUDAD, PARTES DE UNA MISMA SOLUCIÓN

junio 29, 2011

Cada época se renueva y la arquitectura es vanguardia de estos acontecimientos que inauguran un tiempo nuevo, porque tiene la virtud de estar presente desde la más simple casa a las obras majestuosas o proyectos sociales, como hospitales, escuelas, centros recreativos, turísticos, museos, y obras institucionales del Estado, entre otras.

 

La arquitectura forma parte de nuestra vida cotidiana y de la historia. De esta manera, está al alcance de nuestros ojos el presente y el pasado.

 

Estamos habitados de arquitectura, en el sentido pragmático, corporal, físico y estético. Cuando uno decide ser arquitecto, asume esta profesión en su totalidad, debe ser fiel a sus proyectos y desde luego a lo que significa recrear un nuevo espacio, a otorgarle una función a un sitio específico, crear una dimensión inexistente y depositar esa obra al verdadero tesoro que hace posible la arquitectura: el espacio.

 

Desde que esta maravillosa profesión tocó a las puertas de mi conciencia, no he dejado de pensar en ella un sólo día. Solo los amores verdaderos permanecen en el tiempo. La arquitectura nos visita donde quiera permanezcamos. El mundo no es el mismo desde que se levantó la primera casa.

 

Uno descubre con los años, que un arquitecto siempre está desarrollando un proyecto, poniendo ideas en movimiento, conociendo, investigando y abriendo espacios permanentes a nuevos espacios para plasmar el último diseño que pronto se convertirá en obra.

 

Es un hacedor, es parte de la solución de cualquier proyecto urbano, no puede desvincularse de la ciudad, lugar que modernidad ha trazado y multiplicado por miles en el mundo, para vivir socialmente.

 

La ciudad es el laboratorio de la arquitectura dentro de un ordenamiento que indican y sugieren las normas urbanísticas, que promueven las leyes municipales y que aconsejan la buena marcha de una ciudad en continuo crecimiento.

 

Un pedazo de ciudad, bello, armónico, es una manera egoísta de verla. Hoy, con el crecimiento poblacional, la demanda de servicios como el transporte, se requiere de una ciudad integrada para el uso funcional de todos, con una moderna y eficiente infraestructura, calles, aceras, estacionamientos, espacio público, centros recreativos, parques, que brinden una calidad de vida aceptable a las personas. Sí, a quienes vivimos, pasamos nuestro mayor tiempo de trabajo y vida social en ella. Todos los días usamos la ciudad.

 

Es frecuente ver en América Latina, en nuestros países emergentes, como se acumulan los problemas urbanos y viales. Más gente y menos soluciones. Los problemas viales superan todas las planificaciones tardías y las perspectivas de los usuarios. La economía se reciente con una ciudad que no funciona. Primer mundo significa funcionamiento, solución a los problemas masivos básicos y algo más.

 

Ciudad de Panamá no es ajena ante estos retos, no es la excepción, la acumulación por décadas de problemas que antes nos parecieron simples y tal vez por eso los gobiernos no atendieron con el debido esmero y visión, hoy agobian al peatón, al ciudadano común, a todos los que transitamos diariamente por nuestra bella ciudad dotada de mar, selva, sol y un paisaje urbano que estamos construyendo generación tras generación.

 

La ciudad está allí, es un hecho. No podemos borrarla como el pintor de un brochazo un cuadro. Existe, felizmente un interés público y privado de revertir, cambiar esta situación y la Idea es hacer más ciudad. Es un compromiso del cual no debemos apartarnos.

 

En arquitectura no podemos quedarnos con las ideas, proyectos, enunciados, promesas, las especulaciones de lo que se dijo y después no se realizará. Debemos concretar, formamos parte de una profesión visible, allá los teóricos deslumbrando con algunas ideas que no llegan a feliz término. El hoy nos exige para estar mejor mañana y pasado, mucho mejor.

 

Ponerse manos a la obra es un principio práctico y filosófico de cualquier arquitecto que tenga conciencia de la ciudad donde vive y de la arquitectura como modo de vida. El diálogo entre el arquitecto y la ciudad es indispensable, continuo, nunca es abandonado porque forma parte de los objetivos y carácter de esta maravillosa profesión.

 

La ciudad está en marcha, son numerosos los proyectos que iniciaron operaciones, en vías de concretarse otros, y algunos en las mesas de diseño de los arquitectos. Afortunadamente, las autoridades y los empresarios tienen respuestas y comparten objetivos comunes.

 

No sólo se están construyendo grandes torres, sino hoteles, modernos complejos turísticos, hospitales, modernizando la red vial del país, sino que se inició la construcción del Metro, para ir poniendo fin a la pesadilla del transporte público.

 

La ciudad es un ejercicio diario de la imaginación de hombres y mujeres que buscan soluciones integrales, que operan en un mismo circuito con herramientas para implementar respuestas claras, concretas y específicas.

Sigamos dialogando con obras nuevas, mejorando los espacios existentes, creando nuevas estructuras, transformando la ciudad en un sitio habitable, amigable. Todos somos ciudadanos de un mismo espacio. Es único, irrepetible y nos pertenece. La ciudad siempre es un nuevo amanecer.

 

La Idea es el Diseño

junio 29, 2011

Durante días he pensado sobre el tema del diseño, lo fascinante que es trabajar con ideas, explorar la mejor, volver una y otra vez de donde partimos en silencio empujados detrás quizás de la más grande motivación humana:  lo que no se conoce ni se ve hasta que se convierte en realidad, en un proyecto u objeto tangible.

 

Toda búsqueda es una motivación especial, carga adrenalina esa palabra porque antecede lo desconocido, es un detonante silencioso de lo que esperamos realizar y por ahora sólo se intuye.  La idea está construyendo su propio círculo virtuoso como el felino espera su presa en la oscuridad.  En el momento menos esperado, cuando la mano parece conectada a la imaginación y el oficio ha interpretado la idea, surge, comienza a visualizarse la idea central del proyecto.  Todo lo demás será oficio, trabajo, afinamiento, como lo hace un buen atleta antes de una competencia.

 

¿El diseñador es un mago, artista, creador, innovador, técnico, especialista, profesional, soñador?  Es ante todo un ser humano, diría, que está frente a un extraordinario desafío, que asume con placer, vocación, trabajo y debe satisfacerse no sólo así mismo, sino a los demás y a veces, a alguien que ha encargado la obra, estructura o una pieza.

 

Cada día se hace más difícil ser original, romper el molde, creer que se es único.  Olvidar los clásicos y hasta los contemporáneos, ignorar que el Arte es una de las actividades más contaminadas, es imposible si queremos emprender un camino interesante y que arroje resultados, no solo competitivos, sino éticamente aceptables.  El plagio, en cambio, es la negación del diseño, mutila el oficio y conduce finalmente hacia el abismo profesional.  Es mejor repensar mil veces una idea, que hacer una mala copia.  La historia y la actualidad están plagadas de malos ejemplos.

 

Sin duda, siempre surgirán quienes hacen la diferencia, como ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad en todas las actividades en que el hombre emprende un reto, lidera un cambio y tiene para ello una propuesta nueva, diferente, única.  En nuestra profesión de arquitectos, hago mía la frase anónima:  “Pienso, vivo y me visto como arquitecto”, como una manera de no olvidarme de quien soy, cual es mi oficio, qué y cómo debo hacerlo cada día.  Es una enorme responsabilidad mirarse al espejo y saber quién es uno.

 

Las obras responden a una época, evolucionan, como el gusto, y también son determinadas por el avance de la tecnología y el uso de nuevos materiales, como en el caso específico de la arquitectura.  Casi todo lo que nos rodea ha sido diseñado, transformado en algún momento, desde las pirámides egipcias, ciudades incas, monumentos mayas, catedrales medievales, rascacielos, a un simple trabajo de orfebrería.

 

Ciencia y Arte se acoplan histórica y magníficamente en la arquitectura, porque la casa del hombre, que es la ciudad, obliga recurrir no sólo a la imaginación, planificación, a las mejores ideas, sino a utilizar los recursos más convenientes, adecuados, y la tecnología le abre a cada profesional caminos inéditos con recursos jamás antes pensados.

 

Arquitectura y diseño forman parte y construyen el presente, pero también el arquitecto es un hacedor del porvenir.  Ambos cuentan con un largo recorrido en la historia, los íconos de la antigüedad, medievales, moderno, contemporáneo, caracterizan y marcan físicamente los distintos períodos de cada una de las generaciones, que de una y otra manera, han puesto lo que popularmente se conoce como un grano de arena.

 

El diseño es muy antiguo, los italianos son los inventores de la palabra y maestros en trabajar con la belleza, buscar el placer en las cosas, hacer funcionar el arte, direccionar una estética en los objetos cotidianos y en el espacio exterior e interior.  El acto creativo, el diseño, es un proceso, nada ocurre en un solo trazo y las mejores ideas se van seleccionando, decantando, con el correr del tiempo y a medida que se vislumbran como una realidad tangible, nos aproximamos a la obra.

 

Para que en arquitectura la idea tenga sentido, debe existir una obra.  Un poema es distinto, está contenido en las palabras y su lenguaje es el soporte para el lector.  La obra se representa a sí misma de manera real y un objeto es palpable con los cinco sentidos, se puede tocar, recorrer, habitar.  La eficacia es más que una imagen, requiere de una aceptación, es la función de la belleza responder al lugar, época, a quién disfrutará de la obra.

 

El diseño continuará en la necesidad e imaginación humana.  El arquitecto, tiene todo el espacio del mundo para seguir transformándolo a la medida y semejanza de los nuevos tiempos.  El hombre ama la belleza, lo nuevo, es un agente permanente del cambio y la arquitectura como el diseño, van de la mano del futuro siempre.

ASLA PROFESSIONAL AWARDS

marzo 30, 2011

Honor Award

Isla Palenque

Golfo de Chiriqui, Republic of Panama

Design Workshop, Inc., Aspen, CO USA
Client: Amble Resorts


Project Statement

Isla Palenque, a 434-acre Panamanian island, serves as a model for geo-responsible design practices throughout Central America, drawing upon natural, human-made and cultural patterns. The project preserves 85 percent of the island into a nature sanctuary, examines bioclimatic strategies for site-planning decisions, explores methods of agrotourism to decrease imports, and develops water and energy management plans that reduce dependency on nonrenewable resources. The project challenges existing governmental regulations, redefining regional development and conservation standards.

Project Narrative

“The concept is effective and comprehensive. It combines the sustainable resort and eco-tourism. As part of the ecotourism concept, it seems that they spoke to the people who live there and the solutions were developed from their culture, which is very important.”
—2010 Professional Awards Jury

Project Goals

Islands hold a special place in our collective unconscious—places of mystery, discovery, isolation, adventure and, occasionally, danger. The mainland is where ordinary life occurs, but islands are special. Perhaps it was these inherent qualities that spurred the client to take a big step toward a dream he first hatched in college. Isla Palenque serves as the client’s first geotourism project, whose vision was to develop a model for sustainable island planning that expressed the place’s true spirit, or genius loci. With loose development regulations throughout Central America, the vulnerability of many pristine sites has fallen to deforestation, out-of-scale development and traditional man-made recreational activities, all causing environmental repercussions. The landscape architect was instrumental in helping the client achieve his vision by synthesizing aspects of sustainability, ecotourism, conservation and education. The project goes beyond the aspects of ecotourism. The National Geographic Society defines geotourism as «tourism that sustains, or enhances, the geographical character of a place—its environment, culture, aesthetics, heritage, and the well-being of its residents.» Like ecotourism, geotourism promotes a virtuous circle whereby tourism revenues provide a local incentive to protect what tourists are coming to see, but extends the principle beyond nature and ecology to incorporate all characteristics that contribute to sense of place, such as historic structures, living and traditional culture, landscapes, cuisine, arts and artisans, as well as local flora and fauna.

Context

Isla Palenque is an ecological «jewel» nestled amidst an archipelago of national marine parks. Adjacent to the Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí, the region has coaxed trailblazing nature lovers to the area for years. However, tourism-friendly laws and tax incentives have opened the floodgates for investment in Panama. Since 2004, tourism arrivals have more than doubled, while tourism-based revenue has more than tripled. Isla Palenque is home to a handful of distinct environmental systems, including endangered species of flora and fauna. Primary forests shelter once-active volcanic hills; mangroves and marshes reside in lowlands; and grasslands, deforested by historic livestock production, are scattered along the perimeter where exotic zebra-striped beaches lie.

Process

Developed in GIS, an ecozoning plan analyzes layers of environmental, social and economic conditions. However, it was multiple site visits with local environmental experts that provided the opportunity to investigate the island’s spiritual quality. Each visit explored new parts of the island, offering the design team a fresh aspect. Interaction with the region’s Ngobe-Bugle Indian tribe offered the team insight to cultural traditions, including patterns from their arts and crafts that influenced the project’s architectural design. The design team drew upon these observations in order to develop a series of master plan conclusions related to coastal access, transportation, development, energy, open space and conservation. The coastal assessment identified two access points to the island. The deeper, north cove allows for a service marina, while the picturesque, east cove, welcomes guest arrival. Ridgelines are preserved and structures are nestled into the landscape to reduce visual impact. Development is concentrated on previously cleared areas along coastlines and facilitates passive ventilation. A centrally located service area, located on a flat area where the forest floor is relatively bare, is adequately screened. The island’s fragile forests, lagoons and mangroves—approximately 95 percent of the island—are preserved as a nature sanctuary for the public.

Isla Palenque also represents the first known project to gain approval for roadway-width reduction by Panama’s Ministry of Housing. The island’s intimate scale and varying topographic conditions supported the design team’s vision for alternative transportation. In lieu of traditional vehicleswhich would result in extensive gradinga fleet of smaller, electric cars would serve as the island’s primary mode of transportation. Typical roadway widths are reduced by 50percent, decreasing site disturbance, emissions, construction cost and infrastructure needs.

Bioclimatic Design Strategies

Collaboration between the landscape architect and design team resulted in bioclimatic strategies that utilize the island’s tropical climate to reduce energy needs. Strategies revolve around air movement, insulation, solar gain rejection and evaporative cooling. Building orientations are balanced perpendicular to the prevailing winds of dry and wet seasons. Landscape enhancements channel breezes into buildings elevated off the ground, allowing cross ventilation. In tropical environments, the east and west aspects receive the strongest sun at the lowest angle. Therefore, the design team orientated the short sides of buildings in these directions, positioning landscape to further shade. Exterior planted terraces replace paving to reduce ground temperatures. Bodies of water are placed immediately outside openings to pre-cool air entering the house. Rainwater harvesting techniques, including collection cisterns and towers, are celebrated and incorporated into the architecture and later reused in the landscape.

The architectural heritage of Panama is highlighted through the site planning of residential casitas, designed as a cluster of small buildings, imitating the form of nearby villages. Casitas, consisting of modular kit of parts, have the ability to be rearranged to preserve notable trees. The villagelike design enables the architecture to follow grade, with all rooms opening onto courtyards. Steep slopes and high canopy forests required the development of an alternative residential product design. Elevated canopy homes, connected by a series of raised boardwalks, preserve existing grade and vegetation. Ocean views project from the top floor, as the building approaches the canopy. Inverted roofs collect and divert water to cisterns.

Agrotourism and Education

The team recognized the constraint and expenses of importing food and building materials to the island and developed an agrotourism program that proposes three mitigating actions: an organic production orchard, an edible forest garden and the scattered plantings of fruit trees. The program was adapted to the local environment under the guidance of local farmers. Residents will grow much of their own produce in community gardens. Deforested lands are utilized for the growth of building materials, including palm leaves for thatch and bamboo for furnishings. Orchid and bromeliad specialty gardens offer public interest, planned in appropriate microclimates. Along the southern hammerhead where historic livestock activities once occurred, fruit trees will be planted and allowed to mature in order to screen future residential casitas. Until then, tree roots help stabilize the deforested land and provide produce for residents.

Socially conscious, the master plan fosters educational development to three user groups; local citizens, island guests and international academic institutions. First, education and quality of life will be improved for nearby Chiriquí citizens through professional development programs, housing and employment. Local artisan studios are integrated into the village. Interpretive trails and local guides help to educate visitors to the island’s sustainable practices, flora and fauna, history, and local customs of the nearby Ngobe Bugle tribe. Finally, the island’s agricultural focus presents opportunities for international exchange programs with university horticulture curricula. Students would be introduced to the practice of permaculture by restoring deforested areas, ultimately learning how agricultural systems relate to natural ecologies.

Environmental Sensitivity and Sustainability

Isla Palenque will serve as a model for ecoresponsible design and practices by taking a holistic approach to sustainability. Upon complete build out, less than 15 percent of the 434 acres will be built upon, including all buildings, roads and trails. Panamanian law requires 15 percent of all zoned land to be designated for park and open space purposes. The proposed plan exceeds this requirement by over 2300 percent, preserving 368 acres for the enjoyment of its visitors. A greenway circumnavigates the island, buffering views. Over six miles of nature trails extend into the island’s interior, where bird-watching towers, interpretative trails and play areas created from natural materials found on the island replace any notion of traditional urban play structures. The synthesis of the island’s environmental features creates an unparalleled recreational program.

95 percent of the planned development’s energy needs is generated by on-site solar and wind power. Utilities, laid under roadways, further reduce the need to remove vegetation. Water collection systems reduce dependency for extracted water by collecting rainwater during the wet, summer season. Roadways consist of crushed volcanic rock, extracted from already deforested areas. Native plants will reduce dependency on irrigation during the wet season, while on-site wastewater treatment and cisterns provide irrigation during the dry season. Food waste is converted into compost, used later at the farm. Sustainability efforts are planned to culminate with the anticipation of third-party ecotourism programs and USGBC LEED® Platinum certifications for all public and residential buildings.

Future

The landscape architect facilitated a phased and flexible implementation over a 10-year period, looking holistically at development, circulation, energy, conservation and amenities. By introducing new prototypes to the market, the plan accommodates for market demand flexibility, ensuring an economically sustainable future. As the first ecotourism island destination in Panama’s Chiriquí region, phase one of Isla Palenque is nearing the implementation stage, slated to open in 2012.

Project Resources

Design Workshop Team
Richard Shaw, FASLA
Mike Albert, ASLA
Dori Johnson

Design Architect
4240 Architecture, Denver USA

Local Architect
Mallol i Mallol, Panama City, Republic of Panama

Coastal/Civil/Utility Engineers
East Bay Group, West Palm Beach, FL USA

Environmental Advisory Services
Panama Environmental Service, Panama City, Republic of Panama

http://www.asla.org/2010awards/172.html

¿Qué podemos hacer por el futuro?

marzo 18, 2011

Las  preguntas  son  muchas  y  forman  parte  de  la  esencia  de  la  vida  y  de  los desafíos constantes

Por Arq. Ignacio Mallol

 

La  historia  del  hombre  ha  sido  vivir,  construir  el presente y poner  siempre  un pie en el futuro. En un principio, la sobrevivencia fue ardua frente y de cara  a los elementos  naturales.  Las cavernas fueron las  casas  y las grandes extensiones territoriales, los supermercados donde el hombre y después las tribus primitivas,  buscaban  sus  alimentos.  Las  catástrofes naturales  eran  inmanejables,  los  dinosaurios  mucho antes, fueron extinguidos por fuerzas devastadoras

 

La  Tierra  tiene  una historia  cíclica  de  fenómenos que la  han  transformado,  conmovido,  devastado.  Son numerosas y recurrentes las catástrofes naturales, que han dejado hondas huellas y cicatrices en el  planeta. Otras,  empujadas por la  mano del ser  humano, cuyas páginas son imborrables.

 

Estos son tiempos bíblicos para algunos y apocalípticos.  Diversos programas de la televisión internacional  nos ilustran sobre el fin de la especie hasta la terminación de  toda  vida  en  la  tierra,  atravesando  por  azotes  y calamidades nunca antes vistas por el ojo humano.

 

Algunas películas recrean estos momentos,  donde  se salvan algunos elegidos. De acuerdo con estas imágenes de  horror  y  los  recurrentes  fenómenos  atmosféricos de  los  últimos  años,  el  hombre  se  encuentra en  una encrucijada.  El tema del  Medio  Ambiente figura  en  la agenda del mundo y los países buscan acuerdos para desahogar de presiones a la naturaleza.

 

Yo  quiero ser optimista y alzar  una voz de  esperanza de cambio  hacia mejores  y  más  planificadas  políticas que  no  permitan  un  mayor  deterioro  del  ambiente.  Existen  además  las  herramientas  tecnológicas  para que ello ocurra.  La  conciencia  es un valor colectivo y a ella debemos  apelar, con la ayuda de la ciencia y la tecnología.  La arquitectura es un ejemplo que vivimos a diario de los cambios positivos que se están produciendo y  como  la  tecnología  favorece  un  mundo  y  vida  más ecológica.(verde)  Pero son  las  políticas globales y las acciones que tomen los países desarrollados que más contaminan,  las  que  puede  traer  mayores  beneficios para todos.

 

En  el  pasado  había  que  abandonar  las  tierras, cambiar de sitio, huir  ante  el peligro  constante de los cataclismos y elementos incontenibles de la naturaleza, que ocasionaban estragos sin posibilidades de mejorar a veces las condiciones físicas de esos lugares.

 

El  hombre  ha  levantado  una  y  otra  vez  la  casa del  mundo,  y  de  acuerdo  con  nuestra  evolución, crecimiento, expansión, descubrimiento, conocimiento de  la  ciencia  y  tecnología,  construyó  el  planeta  que hoy  tenemos  y  disfrutamos,  en  unos  cuantos  miles de años. En nuestra corta historia hemos multiplicado muchas veces la velocidad de la rueda y acortado las distancias como jamás el hombre antiguo soñó.

 

El hombre no solo dejó  la  caverna,  sino que puso un pie en la Luna y realiza viajes de investigación en otros planetas. Pero antes que la rueda, fue el fuego, a cuyo alrededor  vivieron  muchas  generaciones.  El  mundo de  ayer  no  es  el  de  ahora.  Es cierto.  En los  últimos 50 años hemos más que duplicado la  población de la tierra, al pasar de poco más de tres mil millones a los7 mil millones.

 

Dentro  de  40  años,  de  acuerdo  con  los  estudios realizados, oscilaremos entre los 8 a 10 mil  millones de personas, una cifra jamás pensada.  China, la India, Estados Unidos, Japón, Rusia, encabezan la lista de los países que están demandando el consumo de vastos recursos  naturales no renovables.  Las demandas se recursos naturales no renovables.  Las  demandas  se multiplicarán y la ciencia como la tecnología, el ingenio, la  creatividad  humana y el buen  uso de los recursos, marcarán  las  nuevas  tendencias.  La  preocupación es válida  para todos.  Necesitaremos  más  alimentos, energía,  casas,  infraestructura,  agua,  ciudades  más integradas y autosuficientes.

 

El  futuro  y  la  supervivencia  nos  retan  cada  día.  Las preguntas que se hace a diario el hombre común están contenidas en lo complejo en que se ha transformado el  mundo  y  las  dificultades  que  se  nos  suelen plantear.  A  lo  largo  de  la  historia,  en  los  momentos más  trascendentes,  el  hombre  y  las  sociedades  en su  conjunto,  se  han  hecho  cuestionamientos  muy parecidos. De dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos.

 

El hombre es un conquistador y soñador por naturaleza.  Ha modificado desde hace  milenios su entorno y escenario.  Nada le ha  detenido  para organizar, crear y sustentar nuevos modos de vida.  El siglo XXI es un testigo del paso de la humanidad hacia  formas  de hábitat  vinculadas  con  los  recursos  y  el  uso de  los suelos.  Habrá que emplear todo el conocimiento y las tecnologías adecuadas para realizar emprendimientos sustentables. Educar a las generaciones venideras, en acciones simples como el reciclaje de la basura, tratar adecuadamente las aguas, no contaminar los  ríos, proteger los  recursos naturales  colectivos, planificar las ciudades de manera más funcional para ahorrar energía e  incorporar todas  aquellas  tecnologías que maximicen nuestros recursos.

 

¿Cómo serán nuestras ciudades en el futuro?  ¿El transporte en las grandes urbes?  ¿El  trabajo, el entretenimiento, la vida familiar?  ¿Qué  innovaciones transformarán el espacio público y cómo se enriquecerán las relaciones humanas? Las preguntas son muchas y forman par te de la esencia de la vida y de los desafíos constantes.

 

El estado deberá planificar junto con los arquitectos un nuevo modo de vida relacionado con el trabajo, que les permita a las personas vivir a distancias razonables de sus centros  laborales, para así ahorrar tiempo y energía.  Así mismo promover el uso mixto del espacio, donde se privilegie la relación casa, comercio y trabajo.  Esta integración horizontal de la  sociedad civil, nos permitirá también un mayor ordenamiento vial, más seguridad y el  aprovechamiento de los recursos en general.

 

Para un arquitecto, el espacio es su terreno de trabajo natural, su modificación, enriquecimiento y desarrollo compartido con la naturaleza, forma parte de la  vida profesional diaria.  Transformar el sitio para el bienestar, es una de nuestras consignas.

 

Nuestro presente es seguir buscando soluciones individuales y colectivas,  muy  puntuales, a mediano y largo plazo.  El futuro en estos tiempos es hoy y nos pertenece a todos, como a las futuras generaciones.  Lo que hagamos en este minuto repercutirá mañana.  El mundo es cada día más pequeño debido al vertiginoso avance y desarrollo de las comunicaciones.  Por ahora, no nos moveremos, al parecer, un centímetro más de donde estamos, pero lo  verdaderamente poderoso es la construcción de un futuro estable que podamos disfrutar en armonía y con calidad de vida.  Es un sueño para soñar, pero comparto la visión de los pioneros:  nada es imposible si deseamos alcanzarlo.